Desde ayer lunes solamente se realizarán pruebas de cribado a los ingresos, urgentes o programados, que presenten sintomatología compatible con COVID. Además, desaparece la zona de aislamiento COVID y los pacientes positivos que requieran de ingreso lo harán en régimen de aislamiento respiratorio.
Norma general:
NO se considera necesaria, de manera general, la realización de cribados previos al ingreso o a actuaciones asistenciales como endoscopias, espirometrías, etc.
Ingresos Urgentes:
Solamente se realizará una prueba de antígenos a los pacientes que presenten clínica compatible con COVID.
Si resulta positiva ingresarán en aislamiento respiratorio (mascarilla y puerta cerrada, siendo innecesario el uso de EPIs completos), si fuera posible en habitación individual o, con otro paciente también positivo
Ingresos programados:
El servicio de Admisión preguntará en el momento del ingreso si los pacientes presentan clínica compatible con COVID (tos, fiebre, dolor de garganta…)
En caso afirmativo se les realizará un Ag en el momento. Si resulta positiva se suspenderá la actividad programada, indicándole reducir todo lo posible las interacciones sociales utilizando de forma constante la mascarilla y manteniendo una adecuada higiene de manos durante los 10 días posteriores al inicio de síntomas. Se avisará al responsable del servicio para informarle y la intervención se reprogramará a partir de la negativización de las pruebas diagnósticas.
Personal positivo:
Las personas que trabajan en centros sanitarios y que prestan apoyo y cuidados a personas vulnerables, no acudirán a su centro de trabajo durante los primeros 5 días desde el inicio de síntomas o de la fecha de diagnóstico en caso de personas asintomáticas.
Pasado este tiempo, y siempre que hayan transcurrido 24 horas tras la desaparición de la fiebre o presente mejoría de los síntomas, se realizará una prueba de Ag y si el resultado es negativo podrá volver a incorporarse a su lugar de trabajo.
Si el resultado es positivo podrá repetirse la realización de la misma cada 24 horas hasta obtener un resultado negativo para poder incorporarse a su lugar de trabajo.
La indicación de aislamientos, en esta fase, se limita, por tanto, a entornos muy concretos, en los que las prácticas de prevención y control son clave para mitigar los efectos de COVID-19 en términos de morbilidad, mortalidad y carga de atención sanitaria.
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