Margarita San Miguel, auxiliar de la 2ª planta, se jubila este viernes tras 45 años trabajando en el hospital.
Margarita San Miguel Zabala, más conocida entre sus compañeros como Margari, se jubila este viernes después de 45 años trabajando en esta casa. El 8 de agosto de 1977 se incorporó en el servicio de limpieza del hospital si bien de vez en cuando hacía sustituciones en recepción porque tenía estudios de administración. No fue hasta 1983 cuando pasó a ser lo que es hoy en día, auxiliar de clínica.
"Mi primer puesto como auxiliar de clínica fue en la primera UCI que se creó", explica Margari. El siguiente servicio en el que recaló esta auxiliar de la 2ª planta fue el de Pediatría, que ocupaba parte de la 1ª planta, cuando aún se atendían partos en el hospital. "Entré sin saber nada de pediatría, pero tuve la suerte de contar con unas buenas compañeras que me ayudaron mucho. Recuerda también cómo una noche incluso tuvieron que acudir a la propia casa del ginecólogo, el Dr. Juan Ramón Izaguirre, a despertarle para que atendiera el parto de una compañera, enfermera del hospital. "No respondía al teléfono fijo, en aquel entonces no había móviles, así que sin dudarlo nos plantamos en su casa", explica divertida.
Una noche incluso tuvieron que acudir a la propia casa del ginecólogo, el Dr. Juan Ramón Izaguirre, a despertarle para que atendiera el parto de una compañera, enfermera del hospital
De Pediatría pasó a trabajar en las plantas de hospitalización y, con un pequeño intervalo de dos años en los que formó parte de lo que hoy es la 3ª planta, el resto de su carrera profesional la ha desarrollado en lo que hoy en día es la 2ª planta. "Es una planta muy especial, dura en ocasiones, ya que el paciente que pasa por ella es un paciente que normalmente sale de aquí con una recuperación temporal. Sabes que la mayoría, tarde o temprano, van a acabar volviendo. Trabajar con estos pacientes te hace vislumbrar lo que va a ser tu futuro conforme cumples años. Cuando eres joven crees que no tiene nada que ver contigo, pero cuando te haces mayor te das cuenta que eso es lo que nos va a tocar a todos", reflexiona.
Lo que más le gusta de su trabajo es "poder establecer una relación con el paciente. La parte asistencial es importante, sin duda, pero muchas veces el paciente no solo necesita que le suministres el antibiótico y hace falta el apoyo emocional: un apretón de manos, una sonrisa, una palabra amable... Me gusta poder aportar eso".
De la clínica se lleva "amistades que se mantienen fuera de aquí, pero sobre todo el haber tenido la suerte de contar con compañeros que me han apoyado, tanto profesional como personalmente. Poder llegar a trabajar y compartir algún problema personal y sentirte apoyada, es algo que nunca me ha faltado".
Ahora le queda disfrutar de una merecida jubilación para la que todavía no ha hecho grandes planes, más allá de cuidar "un poco" de su nieto de tres años. Eso sí, tiene claro que va a dedicarse a una de sus asignaturas pendientes, viajar, y que su primer destino va a ser Cuba.
Disfrútalo, Margari!
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